EUROPA
PRESS
9 diciembre
2016
Investigadores de la Universidad de California en Davis (Estados
Unidos) aseguran que el exceso de peso aumenta el riesgo de sufrir más sofocos
y sudores nocturnos durante las primeras fases de la menopausia aunque, en
cambio, más adelante tener unos kilos de más puede servir para reducir el
impacto de ambos problemas.
A
través de su estudio, cuyos resultados publica la revista 'Menopause',
buscaban aclarar si el sobrepeso puede servir como prevención o realmente es
una posible causa de ambos síntomas vasomotores que afectan al 80 por ciento de
las mujeres durante la menopausia, y que están además entre los principales
motivos de consulta en este periodo.
Sin embargo,
ha explicado la investigadora Ellen Gold, su estudio constata que la relación
entre el peso y estos síntomas "difiere dependiendo del momento".
"Mientras
que el mayor aislamiento térmico proporcionado por el exceso de peso predispone
a las mujeres a estos síntomas en la transición a la menopausia, cuando las
mujeres todavía tienen la menstruación. Pero la mayor producción de estrógenos
que se produce cuando hay más grasa corporal puede convertirse en algo
protector más tarde, cuando los ovarios dejan de producirlos", ha
explicado.
En su
estudio, Gold y su equipo analizaron datos de un estudio multicéntrico y
longitudinal con más de 3.000 mujeres de 42 a 52 años de diferentes grupos
étnicos. Durante diez años se les midió su índice de masa corporal (IMC) y
respondieron a preguntas sobre los síntomas de la menopausia que sufrieron con
más frecuencia.
De este
modo, vieron que tener un IMC de más de 30, indicativo de obesidad, se
relaciona con un aumento significativo de la aparición de síntomas vasomotores
durante la fase premenopáusica, cuando las mujeres todavía están ovulando,
aunque de forma irregular.
Sin
embargo, ser obeso se asoció negativamente con estos síntomas durante etapas
posteriores de la menopausia, cuando la menstruación ya había terminado o se
espaciaba cada 3 a 11 meses. Asimismo, los cambios en el peso durante
cualquiera de las etapas no alteraron los resultados.
Los
resultados sugieren que mantener un peso saludable justo antes y al inicio de
la menopausia podría ser útil para reducir los sofocos y los sudores nocturnos,
pero un exceso de peso al final de la transición o después del último período
menstrual puede tener un efecto protector.
Pese a
ello, admite Gold, es necesario seguir investigando cuáles son los mecanismos
biológicos subyacentes por los que el peso y los niveles de la hormona
circulante de las mujeres "interactúan para ayudarnos a desarrollar
estrategias preventivas seguras y efectivas para los sofocos y sudores
nocturnos".